Se trata del árbol de la cuenca mediterránea más conocido. Árbol de larga vida, más de mil años, y crecimiento muy lento que puede alcanzar los 15 m. de altura.
Los ejemplares jóvenes tienen un tronco recto, recubierto de una corteza lisa de color plateado. Con la edad, el tronco se vuelve retorcido, nudoso y a menudo se descompone. Sus brillantes hojas son opuestas, perennes, persistentes de forma ovalada y estrecha, con color verde claro en la haz y más claro y plateado en el envés. Florece de abril a junio. Su flores blancas, perfumadas, se presentan en racimos, no son interesantes ornamentalmente hablando.
Su fruto es la oliva y son drupas ovoides que contienen hueso. Se pueden recolectar en otoño o en invierno, según la zona. Su color verde se vuelve negro brillante cuando madura en otoño. Para obtener aceite se comprime el fruto.
Existen muchas variedades de olivo como por ejemplo: lechín, arbequína, gordal sevillano y manzanilla, entre otras. Se utiliza por su valor comercial (aceite, aceitunas) y en jardines como ejemplares aislados o en macetas para terrazas.
En los últimos 20 años el Olivo se ha adaptado a temperaturas esporádicas muy frías sin sufrir daños. Es un árbol muy resistente a largos periodos de sequía o abundante agua e igualmente a temperaturas de mucho calor o mucho frío, es por esto que pueden alcanzar a vivir cientos de años, de hecho hay ejemplares catalogados con hasta 2.000 años de antigüedad.
Origen: Cuenca mediterránea.
Temperatura : -12°C. – 15ºC.
Poca agua. Sol.